El tráfico de obras de arte es uno de los negocios más rentables del mundo, se situa en el tercer puesto, detrás de la droga y la prostitución y la respuesta es muy simple. Los ladrones intentan robar cuadros con valores desorbitados y luego vendérselos a ricos magnates que harían cualquier cosa por tener un Van Gogh auténtico en su despacho.
Os hablaré de tres de los robos más impactantes de la historia. El 14 de abril de 1991, 20 cuadros de Van Gogh fueron robados en el museo de Amsterdam, pero sin embargo fueron recuperados horas más tarde. Los ladrones se pusieron nerviosos y los tiraron a una alcantarilla en la huida. Los cuadros sufrieron gravísimos daños, pero se consiguieron restaurar y ahora están expuestos.
Uno de los cuadros que más veces se ha robado es el de “El Grito” del pintor Noruego Edvard Munch valuado en 70 millones de dólares. Los ladrones aprovecharon las Olimpiadas de invierno de 1994 para colarse en el museo de Oslo y robar la obra de arte más famosa de Munch. Lo curioso esque los ladrones dejaron en el lugar del cuadro una nota que ponía: “Gracias por la pésima seguridad”. Finalmente, la obra se consiguió recuperar la obra meses más tarde.
Pero el más famoso es el de la “Mona Lisa” de Da Vinci en 1911. En la lista de sospechos figuraba Picasso, pero el verdadero autor fue Vinzenzo Perugia que la robó junto a dos compilices disfrazados de operarios del museo. Al parecer, simplemente cogieron el cuadro y se lo guardaron bajo su bata de trabajo. Durante los dos años siguientes estuvo escondida bajo su cama en Italia. En un principio lo hizo por patriotismo, ya que la obra es italiana; pero al intentar venderla lo pillaron y devolvieron la obra a su puesto en el Luovre.
La verdad que no sabía que fuera tan importante el trafico de obras de arte
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